Hace 24 años alguien dio su vida para alertarnos sobre la globalización… hoy vivimos lo que temía

Durante la apertura de la V Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Cancún, en 2003, un hecho estremecedor marcó la jornada: un activista surcoreano, identificado como Kung Hae Lee, se quitó la vida frente a miles de manifestantes, realizando el acto conocido como hara kiri como forma de protesta contra las políticas de globalización.
Lee, de aproximadamente 50 años e integrante de una organización campesina de Corea del Sur, se autoinfligió una herida en el pecho con un cuchillo, lesionando su corazón. Fue atendido de urgencia en el Hospital General de Cancún, donde fue intervenido quirúrgicamente, pero falleció poco después. Según médicos y testigos, el activista intentaba cruzar las vallas de seguridad cuando se produjo el incidente. No era la primera vez que intentaba una acción así; ya había intentado suicidarse frente a la sede de la OMC en 1993.
La protesta, que congregó a entre 6,000 y 10,000 personas, se desarrolló en su mayoría de forma pacífica. No obstante, se registraron enfrentamientos entre manifestantes y la policía, dejando al menos 15 personas lesionadas, incluidos activistas y agentes de seguridad. Cinco activistas fueron atendidos por la Cruz Roja, aunque ninguno requirió hospitalización.
Durante el evento, líderes mundiales como Vicente Fox, Kofi Annan y Supachai Panitchpakdi llamaron a reducir la desigualdad global. Sin embargo, las profundas diferencias entre países ricos y pobres marcaron el tono de la conferencia.
Hoy, 24 años después, los efectos de la globalización siguen siendo tema de debate. La muerte de Kung Hae Lee no fue solo una tragedia, sino también una advertencia radical sobre las consecuencias humanas de un sistema económico desigual, cuyas tensiones siguen vigentes en la actualidad.