Congreso de El Salvador aprueba reelección indefinida de Bukele en medio de denuncias por autoritarismo

 Congreso de El Salvador aprueba reelección indefinida de Bukele en medio de denuncias por autoritarismo

El Congreso de El Salvador, dominado por el partido oficialista Nuevas Ideas, aprobó este jueves una polémica reforma constitucional que permite la reelección presidencial indefinida y extiende el mandato presidencial de cinco a seis años. Esta medida abre la puerta a que el presidente Nayib Bukele continúe en el poder más allá del período actual, generando críticas de autoritarismo y debilitamiento democrático.

Bukele, de 44 años, fue reelegido en 2024 con un aplastante 85% de los votos, lo que le ha otorgado un control casi total de las instituciones del Estado. El nuevo paquete de reformas, aprobado con 57 votos a favor de los 60 escaños legislativos, también elimina la segunda vuelta electoral y sincroniza las elecciones presidenciales, legislativas y municipales.

«Gracias por hacer historia», celebró Ernesto Castro, presidente de la Asamblea Legislativa.

La oposición, reducida a tres diputados, acusó al oficialismo de enterrar la democracia salvadoreña. La diputada Marcela Villatoro denunció que la reforma fue aprobada durante el inicio del periodo vacacional del país para evitar protestas.

«Este día ha muerto la democracia en El Salvador», declaró.

Además, se anunció que las elecciones generales se adelantarán a marzo de 2027, lo que recorta en dos años el actual periodo presidencial, permitiendo que Bukele pueda participar nuevamente bajo el nuevo marco legal.

El presidente salvadoreño ha sido duramente criticado por organizaciones de derechos humanos debido al régimen de excepción impuesto desde 2022, bajo el cual se han detenido a más de 87,000 personas sin orden judicial. Oenegés como Cristosal y Human Rights Watch han documentado detenciones arbitrarias, torturas, y más de 400 muertes en prisión.

En mayo, la abogada y activista Ruth López fue detenida tras denunciar presuntos actos de corrupción del gobierno. Bukele ha declarado públicamente que no le importa ser llamado dictador, y ha justificado su política de seguridad como respuesta al crimen organizado.

Para Juanita Goebertus, directora de Human Rights Watch, El Salvador sigue «el mismo camino que Venezuela»:

“Empieza con un líder popular que concentra poder y termina en dictadura”, advirtió.

Aunque desde el oficialismo se asegura que no hay intención de suprimir elecciones, las reformas consolidan un poder sin contrapesos y han sido calificadas por la oposición como un “abuso de poder” y “caricatura de democracia”.