Conoce a 3 dioses importantes de la cultura maya y su significado en la cosmovisión ancestral

La cultura maya, una de las civilizaciones más fascinantes de Mesoamérica, dejó un legado impresionante en arquitectura, astronomía, matemáticas y religión. Su sistema de creencias estaba profundamente arraigado en el respeto por la naturaleza, los ciclos del tiempo y la conexión entre los mundos terrenal, celestial e inframundo. Dentro de este complejo universo simbólico, los dioses mayas jugaban un papel esencial en la vida cotidiana y espiritual de su pueblo.
A continuación, te presentamos tres de las deidades más importantes de la mitología maya, así como su significado dentro de la cosmovisión ancestral:
1. Itzamná – Dios creador del cielo y la sabiduría
Itzamná es una de las deidades principales del panteón maya. Se le considera el dios creador, el señor del cielo y el inventor de la escritura y el calendario. También era visto como un dios benévolo, asociado con el conocimiento, la medicina y el día. Se le representaba frecuentemente como un anciano sabio con rasgos serpentinos.
2. Chaac – Dios de la lluvia y el trueno
Chaac era el dios de la lluvia, los rayos y el trueno, y su importancia era vital para la agricultura, especialmente para el cultivo del maíz. Los mayas realizaban rituales y ofrendas para invocar sus lluvias en tiempos de sequía. Chaac solía ser representado con una máscara con colmillos y una gran trompa, además de portar un hacha con la que provocaba los rayos.
3. Kukulkán – La serpiente emplumada
Kukulkán es una de las figuras más reconocidas de la mitología mesoamericana. Esta serpiente emplumada representa la unión entre el cielo y la tierra, simbolizando el viento, el agua, la fertilidad y la sabiduría. Su templo más famoso se encuentra en Chichén Itzá, donde cada equinoccio su silueta desciende por las escalinatas del castillo, en un fenómeno astronómico y arquitectónico único.
Conocer a los dioses mayas es una forma de acercarse a la riqueza espiritual y filosófica de una cultura que sigue viva en muchos rincones del sureste mexicano. Su legado no solo está grabado en piedra, sino también en las creencias, rituales y tradiciones de los pueblos originarios actuales.