Delfinarios en Quintana Roo deberán trasladarse a corrales de mar antes de 2027 tras reforma federal

 Delfinarios en Quintana Roo deberán trasladarse a corrales de mar antes de 2027 tras reforma federal

La reciente aprobación en el Senado mexicano de la reforma al artículo 60 Bis de la Ley General de Vida Silvestre ha generado una fuerte controversia en Quintana Roo, uno de los estados con mayor concentración de delfinarios en el país. La modificación legal prohíbe de forma definitiva los espectáculos públicos con mamíferos marinos, así como su reproducción en cautiverio, lo que obliga a los centros de entretenimiento a cambiar su modelo de operación.

Actualmente, Quintana Roo alberga 17 de los 33 delfinarios autorizados en México, según datos de la Asociación Mexicana de Hábitats para la Interacción y Protección de Mamíferos Marinos (AMHMAR). La organización advierte que esta reforma podría derivar en la pérdida de más de 2,800 empleos directos y alrededor de 11,400 empleos indirectos, afectando seriamente al sector turístico y a las comunidades que dependen de estas actividades.

Por su parte, Ernesto Zazueta, presidente de la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (AZCARM), criticó duramente la decisión, comparándola con la prohibición del uso de animales en circos, medida que —según afirma— derivó en el abandono y muerte de cientos de ejemplares. Zazueta acusó al Partido Verde de responder a intereses políticos y económicos foráneos, sin considerar el bienestar real de los animales.

Sin embargo, organizaciones ambientalistas desmienten estos señalamientos. Araceli Domínguez, presidenta del Grupo Ecologista del Mayab (GEMA), aseguró que los delfinarios no serán clausurados, sino transformados. “Tienen dos años para reubicarse en corrales de mar, espacios que ofrecen condiciones más naturales y adecuadas para los mamíferos marinos”, indicó.

Domínguez añadió que la reforma no impide el cuidado humano de estos animales con fines científicos, educativos o de conservación, siempre que se eliminen los espectáculos turísticos. Para los ambientalistas, esta ley representa un avance significativo en materia de bienestar animal y ética ambiental.

Este debate pone en evidencia el conflicto entre el modelo turístico tradicional y las nuevas exigencias de conservación. Mientras el sector turístico teme una fuerte caída económica, defensores del medio ambiente celebran la medida como un paso hacia una relación más respetuosa con la vida silvestre.

La implementación de los cambios requerirá un proceso de reconversión de instalaciones que deberá completarse antes de 2027, marcando un punto de inflexión en la industria del entretenimiento con fauna marina en México.