Katy Perry deslumbra en su primer concierto en CDMX con un show futurista lleno de luz, emoción y nostalgia

La espera terminó y Katy Perry encendió la Arena CDMX con un espectáculo cargado de efectos visuales, energía y conexión emocional con el público mexicano. En el marco de su quinto tour mundial, “The Lifetimes Tour”, la cantante estadounidense ofreció un show que combinó estética futurista, referencias a sus grandes éxitos y un mensaje de gratitud profunda.
Desde el primer segundo, el concierto fue una experiencia multisensorial. Suspendida desde el techo dentro de una jaula luminosa, Katy apareció con un body brillante, extensiones plateadas y un arnés con forma de corazón, saludando a México con un estruendoso “¡México!” que provocó la ovación inmediata del público.
Un espectáculo Inter dimensional en la Arena CDMX
La narrativa del concierto comenzó con una introducción en pantalla que simulaba un videojuego: una versión cibernética de Katy Perry ensamblada pieza por pieza, cayendo al vacío con un dramático “Game Over”. De inmediato, la verdadera Katy emergió del techo para interpretar “Artificial”, dando inicio a un recorrido musical por su discografía más emblemática.
Pese a lidiar con un resfriado y los efectos de la altitud, Katy compartió con su equipo, minutos antes del show, una oración por protección y gratitud. Nada de eso afectó su desempeño: su voz, energía y entrega fueron totales.
Fans entregados y momentos inolvidables
El público respondió con entusiasmo. Vestidos con referencias a “California Gurls”, “Teenage Dream” y “Roar”, los asistentes ondeaban celulares como constelaciones durante temas como “Tear Eyes”, “Dark Horse” y “Chained to the Rhythm”, coreando cada verso.
La artista estuvo acompañada por bailarines con lentes 3D y atuendos inspirados en películas de ciencia ficción, sobre un escenario en forma de infinito que la hacía reaparecer en distintas secciones del recinto.
El concierto de Katy Perry en CDMX fue mucho más que música: fue una experiencia visual, emocional y tecnológica que confirmó por qué su nombre sigue siendo sinónimo de espectáculo de clase mundial.