Kiev amanece entre explosiones tras uno de los ataques rusos más intensos desde el inicio de la guerra

 Kiev amanece entre explosiones tras uno de los ataques rusos más intensos desde el inicio de la guerra

Kiev, Ucrania.– La capital ucraniana despertó entre explosiones, incendios y humo, luego de uno de los ataques rusos más intensos desde el inicio de la invasión. Durante la madrugada del 4 de julio, Rusia lanzó 11 misiles y 539 drones tipo Shahed, provocando múltiples daños en zonas residenciales, infraestructuras críticas y comercios.

El primer dron fue detectado alrededor de las 20:00 horas del jueves, sobrevolando el bosque de Babin Yar, lugar simbólico de la Segunda Guerra Mundial. Su presencia marcó el inicio de una noche de angustia para los habitantes de Kiev, muchos de los cuales buscaron refugio en estaciones de metro con niños, colchonetas y provisiones ante el inminente ataque.

A pesar del toque de queda que inició a la medianoche, las explosiones continuaron durante horas. Las fuerzas ucranianas respondieron con fuego antiaéreo, logrando interceptar parte de los misiles, aunque varios impactaron directamente, provocando incendios y destrucción.

En el distrito de Solomianski, los bomberos trabajaron durante la madrugada para sofocar incendios causados por impactos directos en bloques de viviendas, una oficina de la empresa Nova Poshta, un supermercado y una subestación eléctrica. Los residentes, visiblemente afectados, limpiaban escombros y vidrios rotos mientras documentaban los daños.

El presidente Volodímir Zelenski calificó el ataque como “una brutal noche de insomnio” y aseguró que Rusia “no tiene intención de poner fin a la guerra ni al terror”. A través de su cuenta en la red social X, confirmó que sostendrá una llamada con Donald Trump, a quien volverá a pedir apoyo para frenar la ofensiva rusa.

Mientras tanto, la resiliencia de los ucranianos quedó nuevamente al descubierto: a pesar del miedo, muchos salieron por la mañana a trabajar, tomar café o llevar a sus hijos a la escuela, respirando el aire contaminado por el humo de una noche que quedará marcada en la memoria de Kiev.